Nicolás Copérnico, Biografía

Nicolás Copérnico fue un astrónomo prusiano de la época del Renacimiento que se hizo celebre por la formulación de la teoría heliocéntrica del sistema solar, contrariando el paradigma sostenido por la iglesia, el geocentrismo.

Juventud y estudios

Nicolás Copérnico, también conocido como Nicolaus Copernicus (latinización que adoptó en vida de su nombre original Mikolaj Kopernik, o Nicolaus Koppernigk), nació el 19 de febrero de 1473 en Toruń, Polonia.

Su padre, del mismo nombre que él y procedente de Cracovia (Kraków), viajó hasta allí para establecer un negocio de comercio de cobre, llegando a convertirse en una importante figura cívica entre los miembros de su comunidad y a ejercer de magistrado.

Nicolaus Koppernigk padre conoció en Toruń a su futura esposa, de nombre Barbara Watzenrode, proveniente de una familia acaudalada del lugar.

Se casaron alrededor de 1463 y su vida transcurrió entre su casa situada entre los números 15 y 17 –edificios que hoy día albergan el Muzeum Dom Mikołaja Kopernika: la Casa Museo de Nicolás Copérnico–, de la calle St. Anne en Toruń, actualmente rebautizada como Kopernika Street, y su residencia de verano en las afueras, en Kaszczorek, herencia procedente de la familia Watzenrode junto con una extensa y rica área de viñedos.

Nicolás fue el cuarto y último de los hijos de la pareja tras Andreas, quien se ordenaría clérigo agustiniano en Frombork; Barbara, quien tomaría los hábitos y llegaría a abadesa dentro de la Orden del Císter en Culm, y Katharina, quien se casó con Barthel Gertner, un mercader y concejal del Ayuntamiento.

No se sabe mucho de la infancia de Copérnico. Su padre murió en 1483, cuando él tenía tan solo diez años, y se le puso a él y a sus hermanos bajo el cuidado de un tío suyo por parte de madre, llamado Lucas Watzelrode, que llegaría a ser Obispo de Warmia en 1489.

Fue educado en Toruń en la escuela de la misma parroquia donde fue bautizado, la Iglesia de San Juan el Bautista y San Juan Evangelista (hoy día Catedral Basílica), permaneciendo allí hasta los diecinueve años, cuando entró junto con su hermano mayor Andreas en la Universidad Jagielloniana de Cracovia en 1491, preparándose ambos bajo la dirección de su tío para una importante carrera eclesiástica.

En la Universidad, la mayor autoridad en matemáticas y astronomía del momento era Albertus Blar de Brudzewo, que enseñaba las obras de Georg von Peuerbach y Johann Müller Regiomontano.

En esa época Nicolás Copérnico estudió estas materias con mucha diligencia y obteniendo muy buenos resultados al tiempo que también se familiarizaba con el uso y manejo de instrumentos de cálculo astronómico.

También aprendió teoría de la perspectiva y la forma de aplicarla en los cuadros.

En 1496, él y Andreas se trasladaron a Italia para seguir con sus estudios, esta vez más relacionados con la ley y la medicina pero también incluyendo griego y ley canónica, en las Universidades de Bolonia, Padua y Ferrara, donde el joven Nicolás se doctoró y entró en contacto con el famoso astrónomo Domenico Maria Novara da Ferrara.

Ambos intercambiaron observaciones matemáticas y astronómicas hasta el momento de su peregrinación a Roma en el Año del Jubileo 1500, durante el transcurso del cual Copérnico tuvo la ocasión de observar un eclipse lunar, concretamente el 6 de noviembre, y ofreció cátedras privadas en las que el científico y astrónomo ya empezaba a aportar evidencias que cuestionaban la veracidad de la teoría geocéntrica, que afirmaba que el Sol gira alrededor de la Tierra y no al revés.

Vida en Warmia

Nicolás Copérnico volvió a Warmia a los treinta años, en 1503, para instalarse permanentemente allí.

Tras su ordenación como canónigo en el transcurso de su época de estudiante, durante toda su vida mantuvo un contacto afectuoso con su tío, para el que efectuaba diversos deberes eclesiales que incluían labores de médico para importantes pacientes y como secretario de finanzas para la administración de los bienes relativos a la hacienda eclesial.

El Obispo murió pacíficamente en 1512, su cuerpo recibiendo sepultura en la Catedral de Toruń, con un epitafio compuesto en su tumba por el mismo Copérnico.

A estas alturas, el astrónomo ya se había convertido en un hombre asentado en una posición sencilla y contemplativa mas de renombre en el seno de la Iglesia que además le permitía dedicar mucho tiempo a sus estudios.

A diferencia de posteriores científicos como Galileo Galilei que sufrieron persecución por parte de la Iglesia, sus descubrimientos llegaron a interesar al Papa Clemente VII y a varios cardenales, acerca de los cuales el Cardenal Nikolaus von Schönberg, Arzobispo de Capua, escribió a Copérnico desde Roma en el 1 de noviembre de 1536, diciéndole:

Habiendo oído acerca de su renombrada capacidad, empecé a tenerle en muy alta consideración, puesto que se decía que no solamente había alcanzado la maestría en los conocimientos de los antiguos astrónomos sino que además había formulado una nueva cosmogonía.

Nikolaus von Schönber a Copérnico

El Cardenal Von Shönberg también instaba a Copérnico a enviarle una copia de sus escritos junto con sus tablas y teorías matemáticas.

No obstante, tanto Copérnico como sus contemporáneos se vieron envueltos en otra clase de persecución: los difíciles años de la guerra polaco-teutónica.

En el transcurso de eventos como el Asedio a Olsztyn en 1521, Copérnico también ejerció de líder político, dedicándose a la administración de los distritos de Olsztyn y Mehlsack desde el asediado Castillo de Olsztyn.

Fue enviado también como miembro de una delegación de paz en Braunsberg.

Siendo asignado el puesto de Comisario, y asistido por su gran amigo, el también canónigo Tiedemann Giese, se encargó de administrar la reconstrucción de Frombork tras la guerra.

Más dedicado a sus otros y estimulantes deberes, y con temor a ofender o a ser objeto de escarnio por parte de otros sectores más conservadores de la Iglesia, Copérnico estuvo reticente a una más abierta difusión en vida de su mayor obra, De Revolutionibus Orbium Coelestium (Sobre el movimiento de las esferas celestes), como le confiesa en una carta al Papa Pablo III.

Ante esta delicada cuestión, el teólogo y editor literario Andreas Osiander le añadió un prefacio antes de ser publicada en Nuremberg por el famoso librero e impresor Johannes Petreius, el mismo año en que Copérnico muere por un derrame, 1543.

En este Prefacio Osiander expone que las teorías descritas no deben tomarse tanto como un nuevo modelo de Universo sino como una herramienta meramente matemática de cálculo sobre los movimientos de los planetas.

Tanto en su De Revolutionibus como en uno de los primeros tratados conocidos por Copérnico, un manuscrito sin título de unas cuarenta páginas al que popularmente se refiere como Commentariolus (Pequeño comentario), se recogen siete principios que sientan las bases de su teoría. Estos principios son:

  1. No existe un centro del Universo
  2. El centro de la Tierra no es el centro del Universo
  3. El centro del Universo está cerca del Sol
  4. La distancia de la Tierra al Sol es imperceptible comparada con la distancia a las estrellas
  5. La rotación de la Tierra es la que explicaría la aparente rotación de las estrellas
  6. El ciclo anual aparente de movimientos del Sol estaría explicado por la moción de la Tierra
  7. El aparente movimiento retrógrado de los planetas está causado por la moción de la Tierra, desde la que uno observa.

En relación a esta recién descubierta propiedad de la Tierra, Copérnico afirmaba que respondía a un abanico plural de movimientos:

  • El movimiento anual hacia el oeste, girando alrededor del Sol como el resto de los planetas.
  • El movimiento de rotación diaria hacia el este, explicando el movimiento aparente del Sol hacia el oeste y la alternancia del día y la noche.
  • El movimiento cónico y anual del eje de rotación, o declinación, que afirma que la Tierra gira sobre su eje como una lenta peonza, manteniendo el eje de la rotación de la Tierra siempre en la misma dirección.

Se piensa que Copérnico escribió el Commentariolus en 1514 y empezó a escribir inmediatamente después el De Revolutionibus.

Aportaciones de Nicolás Copérnico

La aportación más importante y conocida de Nicolás Copérnico a la ciencia moderna son estas obras que abrieron el paso de una forma de pensar geocéntrica a una heliocéntrica.

Estas describen que es la Tierra la que gira alrededor del Sol en el marco de un Universo probablemente infinito, teoría validada y confirmada posteriormente por Galileo Galilei, Johannes Kepler e Isaac Newton entre muchos otros pensadores y científicos, y en última instancia por los propios viajes del hombre al espacio.

Aunque la teoría del heliocentrismo ya aparece en textos muy anteriores a Copérnico como en los de Seleuco de Seleucia en el siglo II a. C; Aristarco de Samos en el siglo III a. C; Heráclides Póntico en el siglo IV a. C. e incluso mucho antes en los antiguos textos sánscritos de la India, este cambio de pensamiento en el mundo occidental desde el geocentrismo propuesto por Ptolomeo fue movilizado principalmente por Nicolás Copérnico, y su obra es tan importante en relación a este cambio de paradigma que en la historia de la ciencia se conoce con el nombre de revolución copernicana.

La tumba de Nicolás Copérnico, quien murió el 24 de mayo de 1543 en Frombork, Polonia, se encuentra en la Catedral Basílica de la Asunción de la Virgen y de San Andrés Apóstol, en esta misma ciudad el Papa Benedicto XVI se disculpó públicamente en 2009, Año Internacional de la Astronomía, por toda persecución que Galileo Galilei y otros defensores del heliocentrismo pudieran sufrir en épocas pasadas por parte de la Iglesia.

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